Aforismos que he escrito estos meses
Demanda inducida: El segundo piso de López Mateos.
Quiero que me quieran personas a las que yo no quiero querer.
Tomar el café sin azúcar, el whisky sin refresco, la vida sin lo que amas.
Alzo los ojos al cielo y sé que no ignorabas el mal sobre mí. Quieres cosas buenas para mí, pero no creo que sepas querer.
La flor se marchita todos los días, pero todos los días se marchita un poco menos. Así mi esperanza en un futuro mejor.
Sabré si imprimes este correo.
Me mira. Me juzga. Es una caricatura.
Siempre busco el lugar donde me sienta tonto. Ahí hay crecimiento. Ahí hay decepción. Sigo encontrando dónde sentirme tonto.
La identidad del mexicano consiste en odiar lo mexicano... pero ofenderse si alguien más también lo odia.
Como cristiano me esforcé mucho para ser una persona virtuosa; quería ir al cielo, por supuesto; la alternativa no era una opción.
Recursos Inhumanos.
Soltaron la cuerda que los sostenía en el abismo y ahora están a salvo, en el piso.
No quedaba compasión en el mundo, porque yo la estaba guardando toda para ti. No te la pude dar y exploté.
Todos los días jugamos. Aprendí los movimientos, las estrategias, las reglas, las sanciones. Ellos siempre tienen el manual. Juego con desventaja. Ellos casi siempre me ganan. Igual todos los días jugamos.
Homenaje / diálogo con Bonhoeffer — *Wer bin ich?* Wer bin ich? Preguntó Bonhoeffer dentro de una prisión. ¿Quién soy? Unos días me siento completo, satisfecho y maduro. Otros me siento incompleto, hambriento y tonto. ¿Quién no soy? Las personas me dicen inteligente, amable, generoso... imbécil. ¿Quién me niego a dejar de ser? No quiero negarme la oportunidad de ser algo de eso. Quien quiera que sea, jódete, Dios.
Quiero que me vean. Quieren que los vea. Se ven entre ellos. ¿Me van a ver si yo no los veo?
No quiero compararme. Otros quieren compararse. Quiero compararme. Como no me comparo y ellos sí, ¿soy mejor? No quiero querer compararme.
Sé cómo, tú no. Creo que sé cómo, tú, no creo. No quiero decirte cómo, tú sí quieres. Yo no sé cómo, tú sí. Yo no.
Primero: dirigirme con respeto a mis compañeros. Segundo: mantener mi escritorio ordenado. Tercero: obedecer a los jefes. Cuarto: que no me atrapen.
La humildad es el único mérito que se pierde al mencionarlo.
Soy yo, pero no me parezco a nadie. Ellos se buscan en los otros. ¿Quién me verá si no se ve en mí? *(variante inspirada en la secuencia “Quiero que me vean…”) *
Quedarse con la compasión para un solo otro es vaciar el mundo. Me guardé la compasión, la retuve, y reventé.