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aquí escribo cosas

La TV

Me gusta mucho la ciencia ficción, y hay un tropo en el que estoy pensando desde antier: el mundo se va a la verga, los ricos se dan cuenta, se compran unos cohetes, y se van del planeta. Lo conocemos todos, lo hemos visto en Elysium, Love, Death & Robots, Don't Look Up, etc.

Me gustaría que solamente fuera ciencia ficción, pero el tropo también aparece en la vida real: Sam Altman dijo en una entrevista que tiene una zona segura a la cual ir en caso de que la civilización colapse de alguna forma. No es el único ultrarrico que ha expresado algo similar. Para bien o para mal, existen personas que poseen al menos dos creencias: 1) la humanidad puede llegar a un punto límite que haga que esos refugios sirvan de algo, y 2) ellos son de los locos privilegiados que estarán a salvo.

La mentira

Mi problema con esto es que es simplista. Aunque me gustaría ver a un montón de gente rica pensando en qué hacer después del apocalipsis, encerrados en una nave espacial o en una cabaña gigantesca en el bosque, me resulta inverosímil creer que algo así pueda ocurrir alguna vez. No me refiero al eventual fin de la civilización, me refiero al escenario en el que los ricos se salvan de esto de alguna forma. Se me ocurren al menos tres razones por las cuales los ultrarricos difícilmente escaparían en una nave espacial.

En primer lugar, porque no sobrevivirían. Ni tú, ni yo. Nunca hemos tenido que vivir en aislamiento, nunca hemos tenido que hacer prácticamente nada desde cero. La humanidad ha hecho un muy buen trabajo en la hiperespecialización del trabajo. Leonard E. Read lo expresa mejor que yo en su ensayo I, Pencil: en este ensayo él nos deja claro que ninguno de nosotros podría fabricar por cuenta propia un solo lápiz. Nuestra sociedad se mantiene encima de una infraestructura tan grande, que en este punto es inabarcable para cualquier sociedad pequeña. Como sociedad, no nos podemos permitir perder a una cantidad importante de la población. Necesitamos a los países que exportan minerales, a los que fabrican chips, a los que exportan energía, a los que exportan alimentos. Si el mundo sigue en pie todos los días, es porque hemos entendido bien la cadena de suministro gigantesca que lo hace funcionar.

En segundo lugar, porque no serían ricos. Esto es corolario del argumento anterior: los ricos no son ricos porque tengan mucho dinero, son ricos porque todos a su alrededor acuerdan que su dinero vale lo que vale. La riqueza, el privilegio y el status son conceptos que solamente tienen sentido dentro de un sociedad. Pueden sostenerse meses/años en burbujas parasitarias, pero no décadas sin reengancharse a una red productiva compleja. Ninguna persona poderosa lo es, si no hay aquellos sobre los cuales ejerza ese supuesto poder. Si la sociedad colapsa, es altamente probable que también colapse toda la infraestructura que le da sentido al privilegio de los ricos. El poder es relacional, existe dentro de un contexto, y necesita que los demás lo legitimen.

En último lugar, porque la tecnología no va a sobrevivir. Tenemos este escenario montado: ellos no van a necesitar a nadie más porque toda la labor que sostiene sus privilegios, estará automatizada. Bueno, eso sería si para empezar a algún empresario le interesara hacer tecnología que fuera útil por grandes periodos, pero no es así. Lo cierto es que la tecnología requiere de técnicos que le den mantenimiento, y eso requiere de personas interesadas en aprender a reparar tecnologías muy concretas. La mayoría de técnicos hoy en día, se mantienen actualizados gracias a lo viva que es la comunidad para compartir conocimientos. En un mundo donde los ricos se van con un montón de robots, es cuestión de tiempo para que fallen. Toda la tecnología, por más avanzada, necesita de ingenieros para mantenerla funcionando.

Conclusión

Este tema da para más, pero quiero mantenerlo simple. Cierro con algo de lo que no hablé aquí, pero es más importante si cabe: lo que sí puede pasar.

Aunque los ricos no se vayan, eso no quiere decir que se vayan a dejar morir igual que el resto de nosotros. Lo más probable es que se creen sus burbujas de seguridad, alimentadas por el trabajo de todos los demás como unos parásitos guapos de buenos genes. Extenderé más la idea en otro lado.

Lo que asumimos

Tengo muchas semanas pensando en el futuro de la humanidad, concretamente en los siguientes cientos de miles de años. Este interés nació de notar que casi todo el scifi que he consumido abarca las siguientes decenas de miles de años, y eso con suerte. Sin embargo, otros homínidos, como los neandertales, vivieron cientos de miles de años; es razonable esperar que nosotros también.

Al pensar en ese futuro me imaginaba, como algunos autores, una sociedad posthumana, hipertecnológica, interplanetaria, super inteligente y en paz. Es natural que piense esto porque gran parte del scifi se basa en esta premisa de high tech, aunque a veces tiene low life como el cyberpunk o high life como en solarpunk. Lo que casi siempre hay es alta tecnología, salvo algunas distopías; y ni siquiera todas. Véase Fallout, por ejemplo. Esta forma de ver la historia se basa en una idea: el progreso tecnológico es acumulativo salvo catástrofes. A esta idea la llamaré high tech.

Mi problema con ello

La ciencia es una novedad

No estoy en condiciones de decir esto con total certeza, pero me da que nosotros no somos muy diferentes de los humanos que vivieron hace más de 13 mil años. Con respecto al día a día, tenemos, salvando las distancias, las mismas actividades diarias: comer, dormir, coger, cuidar, hablar y defecar (lista no exhaustiva). Existe una gran posibilidad de que nuestra supuesta inteligencia superior no se base en una diferencia fisiológica. Esta idea no es mía: ya está presente en muchos libros de historia como El optimista racional o Sapiens.

En aproximadamente 300 mil años de historia humana solamente tenemos registro de 13 mil. Y en esos 13 mil, lo que llamamos “ciencia” ha existido por más o menos la mitad. Por casi toda su historia, la humanidad no ha tenido la necesidad ni el interés de eso llamado ciencia. Pocas cosas se conservan por tantos miles de años, por lo tanto, poco podemos decir de esa humanidad prehistórica. No obstante, podemos asegurar que para cuando su historia se acercaba al inicio de la nuestra, no había presencia de alta tecnología.

La ciencia, lejos de ser una necesidad de supervivencia, es un accidente histórico. Tampoco podemos asegurar que sea una tendencia, porque no vemos una progresión tecnológica clara y homogénea en toda la humanidad. Contrario a eso, tenemos casos claros de reinicios o retrocesos como el de los países islámicos cuya ciencia estaba muy por delante de la de Europa hace varios cientos de años.

Es muy pronto para afirmar que la ciencia es algo que se vaya a quedar con nosotros por más de unos pocos cientos o miles de años. Existe la posibilidad de que este interés súbito por la ciencia y la tecnología sea algo que no dure toda nuestra historia.

El conocimiento no se acumula

Poco que decir. Todos los que nos dedicamos a estudiar hemos intentado buscar un libro de hace unas pocas décadas, solamente para darnos cuenta de que ya es imposible de encontrar. Todos los días perdemos montones de conocimiento. La única razón por la que parece que el conocimiento es acumulativo, es porque nos hemos vuelto tan adictos a producirlo, que pareciera que se compensan las pérdidas.

Además de nuestro claro desinterés por conservar el conocimiento, existen desafíos técnicos para su conservación a largo plazo. En realidad no disponemos de una forma de almacenar datos digitales que perduren por más de unos pocos cientos de años. Por lo general, un disco duro será útil por unas pocas décadas. Cualquier cosa que almacenemos para el futuro, es muy probable que se haya consumido en unos pocos miles de años.

Si tenemos la impresión de que seremos capaces de legar conocimientos al futuro lejano, es porque tenemos la pretensión de que el pasado lejano no lo intentó con nosotros. Es muy probable que toda la ciencia actual no sobreviva el paso del tiempo y la humanidad transite por burbujas de unos pocos milenios en las que la ciencia deba rehacerse una y otra vez. A veces con más o menos éxito.

Conclusiones

Me dejo mucho por decir porque es de madrugada y tengo sueño. Pero, a modo de resumen, no he tocado estos temas que creo relevantes:

  • La ciencia existe porque es políticamente conveniente, no porque sea beneficiosa en sí.
  • Puede que fantasías como las civilizaciones interplanetarias requieran de sociedades que sean capaces de hacer planes a muy muy largo plazo (decenas de miles de años) y que dispongan de periodos prolongados de paz. La humanidad no es lo uno ni lo otro.
  • La aparente curva exponencial del progreso tecnológico de la que se habla en obras como El problema de los tres cuerpos, puede que sea un curva logarítmica.

Liminalidad

Soy para siempre una sala de espera.

Firewatch

Jugué Firewatch y es un videojuego que me hizo experimentar un sinfín de emociones. Por un lado, me hizo sentir acompañado hablar con Delilah, por otro, me hizo sentir solo lo mucho que disfruté ese aspecto del juego. La relación que mantienes con Delilah en el juego se parece más bien a una conversación con un horny ChatGPT que con una persona. Aún así es muy bonita, y logra engancharte. Incluso diría que es profundamente humana al final porque Delilah acaba por no complacer tu deseo de conocerla en persona. Eso me parece que es lo más doloroso y humano que hace su personaje. No obstante sigue siendo criticable que solamente ocurra al final del juego. El resto del tiempo Delilah simplemente se limita a estar disponible para ti siempre que le hables y nunca confrontarte. El hecho de que un vínculo tan hueco me hiciera sentir tan acompañado, me hizo darme cuenta de lo mucho que rehuyo la intimidad con las personas reales. Aquellas cuyo estilo de comunicación no se limita a darme la razón en todo, alabarme y reírse de mis chistes. Aquellas que me malentienden y a las que malentiendo; que me frustran, que me hacen sentir a veces insuficiente o asustado, aún sin intención. A esas personas las suelo evitar o juzgar detenidamente para decidir si valen mi tiempo o atención. Firewatch me hizo darme cuenta de alguna forma que disfrazo mi evitación de elitismo porque es más fácil poner la responsabilidad y la necesidad de esforzarse en los demás y no en mí mismo. Yo no he resuelto si la gente que evito acaso sea la que deba de aceptar. Justamente ahí hay una trampa. Nunca justifico mis decisiones en el miedo, aún cuando de ahí nazcan. Si acaso he impedido que alguien entre a mi vida, o le he sacado, ha sido porque lo consideré lo mejor. ¿Hay entre esa gente algo que yo necesito? Pues sinceramente no lo sé. Reconozco que les tengo miedo pero me es más fácil asimilar que simplemente no valen mi tiempo. Pero de ahí no concluyo que no debería temerles. Quizá debería, quizá hago bien al temerles. No lo sé.

Otra cosa que me hizo sentir Firewatch fue evasivo. Henry (tú en el juego) es un hombre cuya vida se arruinó y fue al bosque para refugiarse. Dentro de ese bosque conoce a Delilah y se permite descansar de todo lo que ocurre en su vida en ese momento. De alguna forma no pude evitar notar que yo estaba haciendo justo lo mismo que él al jugar ese juego. Definitivamente yo también estaba huyendo a Firewatch para ignorar lo que sucede en mi vida. Definitivamente es más fácil asimilar la existencia cuando estás a una distancia de las cosas que tienes que resolver, pero, al igual que el verano en Firewatch, el propio juego tiene que terminar y aquí estoy. Ser consciente de que soy alguien que está huyendo a un juego donde soy alguien que está huyendo de algo más, es cuanto menos irónico.

  1. Demanda inducida: El segundo piso de López Mateos.

  2. Quiero que me quieran personas a las que yo no quiero querer.

  3. Tomar el café sin azúcar, el whisky sin refresco, la vida sin lo que amas.

  4. Alzo los ojos al cielo y sé que no ignorabas el mal sobre mí. Quieres cosas buenas para mí, pero no creo que sepas querer.

  5. La flor se marchita todos los días, pero todos los días se marchita un poco menos. Así mi esperanza en un futuro mejor.

  6. Sabré si imprimes este correo.

  7. Me mira. Me juzga. Es una caricatura.

  8. Siempre busco el lugar donde me sienta tonto. Ahí hay crecimiento. Ahí hay decepción. Sigo encontrando dónde sentirme tonto.

  9. La identidad del mexicano consiste en odiar lo mexicano... pero ofenderse si alguien más también lo odia.

  10. Como cristiano me esforcé mucho para ser una persona virtuosa; quería ir al cielo, por supuesto; la alternativa no era una opción.

  11. Recursos Inhumanos.

  12. Soltaron la cuerda que los sostenía en el abismo y ahora están a salvo, en el piso.

  13. No quedaba compasión en el mundo, porque yo la estaba guardando toda para ti. No te la pude dar y exploté.

  14. Todos los días jugamos. Aprendí los movimientos, las estrategias, las reglas, las sanciones. Ellos siempre tienen el manual. Juego con desventaja. Ellos casi siempre me ganan. Igual todos los días jugamos.

  15. Homenaje / diálogo con Bonhoeffer — *Wer bin ich?* Wer bin ich? Preguntó Bonhoeffer dentro de una prisión. ¿Quién soy? Unos días me siento completo, satisfecho y maduro. Otros me siento incompleto, hambriento y tonto. ¿Quién no soy? Las personas me dicen inteligente, amable, generoso... imbécil. ¿Quién me niego a dejar de ser? No quiero negarme la oportunidad de ser algo de eso. Quien quiera que sea, jódete, Dios.

  16. Quiero que me vean. Quieren que los vea. Se ven entre ellos. ¿Me van a ver si yo no los veo?

  17. No quiero compararme. Otros quieren compararse. Quiero compararme. Como no me comparo y ellos sí, ¿soy mejor? No quiero querer compararme.

  18. Sé cómo, tú no. Creo que sé cómo, tú, no creo. No quiero decirte cómo, tú sí quieres. Yo no sé cómo, tú sí. Yo no.

  19. Primero: dirigirme con respeto a mis compañeros. Segundo: mantener mi escritorio ordenado. Tercero: obedecer a los jefes. Cuarto: que no me atrapen.

  20. La humildad es el único mérito que se pierde al mencionarlo.

  21. Soy yo, pero no me parezco a nadie. Ellos se buscan en los otros. ¿Quién me verá si no se ve en mí? *(variante inspirada en la secuencia “Quiero que me vean…”) *

  22. Quedarse con la compasión para un solo otro es vaciar el mundo. Me guardé la compasión, la retuve, y reventé.

Cosas que hago para sentir que tengo derecho a existir: Correr Ir al gimnasio Leer Escuchar música que no me gusta No decir que no me gusta esa música Trabajar Decir que no trabajo en realidad porque me gusta mi trabajo Escribir Querer dinero Decir que el dinero no es importante Callarme Apretar los dientes Mirar con odio Abrazar a Tamal Acostar a Espresso en mi pecho Llorar Perder Revolcarme Atacar Ir a la nutrióloga una vez al mes Cuestionarme Apretar el paso Reír Gritar Facturar todas mis citas al doctor para que el SAT me redima ISR

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Como muchas personas, he utilizado redes sociales desde que comenzó mi adolescencia -quizá un poco antes-. En aquellos días (2009, quizá) la red social que utilizaba era metroflog. Recuerdo que solamente publicabas imágenes o artes ascii y las personas podían firmar tu post desde sus propios blogs. Luego de eso vino Facebook y esa es la red social por excelencia que he usado hasta ahora.

Podría hacer algunas menciones honoríficas porque he intentado alejarme de Facebook muuuuuchas veces. Slowly es una red social que te permite enviar cartas con extraños de otros países. Es bonita pero requiere una constancia que yo no poseo. Pulse fue una red social basada en interacciones up-down que prometía un algoritmo objetivo y que favorecía la veracidad; hoy por hoy es una red social basada en crypto. También intenté usar Mastodon, BlueSky, Twitter no -gracias a dios-, Snap y seguramente me estoy olvidando de alguna.

El punto de esta entrada es que sistemáticamente he utilizado Facebook con un fin: compartir citas bonitas de lo que estuviera leyendo, imágenes de las animaciones que amaba, reflexiones del tema en moda y ver memes. Todas esas cosas, menos una, se parecen más al uso de un blog que al de una red social. Así que, luego de decidir dejar de usar Facebook, he tomado la decisión de abrir un pequeño blog y escribir aquí las idioteces que se me ocurran. También postearé citas sueltas de libros que me gusten, mis reseñas de GoodReads, imágenes bonitas -si me es posible, no he revisado si puedo postear imágenes aquí-, o lo que se me dé la gana porque para eso estoy pagando yo la subscripción.

Este blog no pretende ser anónimo, así que mi nombre y algo de mi información estará por ahí visible. Este blog no pretende ser leído, o no particularmente. Este blog no pretende ser una imagen perfecta de lo que pienso o siento, sino una imagen de lo que me apetece compartir con los demás. La imagen que cualquiera se forme de mí, basándose en el contenido de este blog, es errónea. Soy mucho peor que eso. O mucho mejor, depende de tu marco moral. Este blog no es un portafolio profesional, si estás aquí porque eres un reclutador y googleaste mi nombre: te juro que no insto a la revolución en la oficina, necesito comer.

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